Cuando la poesía abre puertas en lugar de cerrarlas
Hay libros de poemas que te obligan a ponerte serio, a fruncir el ceño, a buscar significados ocultos como si fueras Indiana Jones en una biblioteca. Y luego están otros, como este de Almudena Paz García, que te reciben con la naturalidad de quien te invita a tomar un café en su cocina y de pronto te das cuenta de que estás hablando de las cosas importantes de la vida.
«Hay una puerta en la poesía. Os invito a mi mundo» no es un título pretencioso, es una declaración de intenciones que la autora cumple desde el primer verso. Almudena Paz García ha conseguido algo que no es nada fácil: escribir poesía que no te hace sentir tonto si no tienes un máster en literatura comparada. Sus poemas hablan de lo que conocemos todos —el matrimonio, los hijos, esas crisis existenciales que nos pillan entre el desayuno y la ducha— pero lo hacen con una honestidad que desarma.
Me gusta especialmente cómo maneja el tema de la maternidad, sin esa solemnidad pegajosa que a veces acompaña al asunto. En «Soneto y maternidad» escribe sobre esa transformación que te convierte en otra persona sin que te enteres muy bien de cuándo pasó. No hay aquí romantización ni dramatismo, solo la constatación de que «ya no hay vida sin ellos, son tu vida», dicho con esa sencillez que solo tienen las cosas verdaderas.
La autora tiene la virtud de convertir el mar en compañero de viaje, no en símbolo grandilocuente. Cuando habla de «navegando en muchos mares tan diversos» se refiere al matrimonio, y uno entiende perfectamente de qué habla porque todos hemos navegado en esas aguas, unas veces en calma y otras en tormenta. Es poesía que no necesita explicación, que funciona por reconocimiento, como cuando te cruzas con alguien en la calle y sabes inmediatamente que habéis vivido cosas parecidas.
Llama la atención su capacidad para mezclar lo cotidiano con lo trascendente sin que suene impostado. En «Para Guillermo» se dirige al Espíritu Santo con la misma naturalidad con la que podría dirigirse a un hijo, y funciona porque no hay poses, no hay artificios, solo una conversación íntima que el lector puede escuchar desde la discreción.
Almudena Paz García no busca impresionar con piruetas intelectuales ni con metáforas imposibles. Su fuerza está en esa voz que suena a conversación real, a persona que ha vivido lo que cuenta y lo cuenta sin adornos innecesarios. Alterna sonetos clásicos con verso libre con la soltura de quien domina ambos registros pero no hace alarde de ello.
Hay poemas que funcionan mejor que otros —es inevitable— pero todos participan de esa honestidad que hace que uno sienta que está leyendo la correspondencia de alguien inteligente y sensible con la vida. «Todo está en ti», el poema más largo del libro, es casi un viaje de conocimiento personal contado como si fuera una aventura marítima, y termina con esa conclusión tan simple como revolucionaria: que lo que buscamos fuera está en realidad dentro.
Este es un libro que invita a la relectura, no porque sea difícil de entender sino porque cada vez descubres algún matiz que se te había escapado. Poesía para leer en el metro, en la cama antes de dormir, en esos momentos en que necesitas que alguien te recuerde que no estás solo en esto de vivir. Y eso, en los tiempos que corren, no es poco.
Ángela de Claudia Soneira.