SANDRO VERA GONZÁLEZ

SANDRO VERA GONZÁLEZ

Nací despidiendo un julio de 2001. Mi infancia no fue fácil, las circunstancias así lo quisieron.

Nunca entendí bien qué sucedía a mi alrededor, no conseguí descifrar el significado de la familia. Y mucho menos el del amor.

Siempre fui muy creativo. Respondía al mundo con mis sistemas, mi lógica, mis explicaciones. Y sentía, sentía mucho.

Sentía tanto que sufría por sentir. Aunque no sabía ni qué era eso del sentir.

Aprendí a luchar, y me agarré a todas las manos que me ofrecieron, pero nunca me dejé atrás, nunca me abandoné. Y seguía sintiendo.

Fui creciendo y nunca destaqué especialmente entre el resto. Era uno más, un poco callado tal vez, pero nunca he sido de hablar mucho. He pasado desapercibido.

Anduve por el sendero de la neutralidad emocional durante un tiempo, y perdí el rumbo.

El sentir se transformó, evolucionó, descubrí la realidad y mi mundo, que la ocultaba, se desvaneció. Y decidí construir uno nuevo.

A día de hoy le he dado sentido propio a muchas cosas. Tengo fama de hablar poco y bajo, pero he decidido gritar todo en letras, en versos. Y siento, más que nunca.

Realmente tengo más futuro que pasado. Y espero poder cambiarlo.

Transformarlo en sentimientos, en pasión, en sutileza, en la voz que me caracteriza.

Espero cambiar mi futuro para enseñarme la lección que todavía no he aprendido.

Dejar que tu presente sea tu pasado, pero nunca jamás, dejar que defina a tu futuro.

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