Descripción
RESEÑA:
Venía yo con la sana intención de mejorar la lectura, que de inmediato se hace escucha, de quien así lo quisiera entender, o al menos facilitarla mediante un cuadro sinóptico de las Cizallas. Un compendio, o breve exposición de las mismas en cuanto a su polifónico contenido de temática variopinta; cielo y tierra, agua y llama. Don animal de compensación urgente. Ensoñación a tocateja. Mas entonces tomo una decisión inesperada. Niego con la cabeza y afirmo con el corazón.
Opto, en resumidas cuentas, por convertirme en un renegado. Entretanto, las cizallas vienen y van. No sé si llegan a depositar su huevo, para que se incube en el cerebro del lector, provocadoras e indiferentes, o simplemente dicen lo que tienen decir y tras su imposible desdecirse desaparecen, a salto de página; no más. Bueno, tal vez añadir, que tampoco es que nos vaya a ir mal. A la marcha de la tijera loca pasaremos de la mediocridad de medio pelo del entorno, a la calvicie pelona mejorada del recién nacido. Cambiando el estertor por el gorjeo, poniéndonos a recitar, o quien sabe si incluso a cantar, o a tararear, o a trinar con la poética tutela de su batuta directriz. Cual varita mágica arriesgada hacia la afinidad sentimental que emane de sus versos.
AUTOR:
Juan Navarro Sanmartín, (Zaragoza, 22 de mayo de 1957). Ha dedicado a la enseñanza pública más de media vida en el ámbito laboral, como mal menor de ganapán; yes sire, por decreto ley. Le han sido editados: “Noemas” – con fotografías de Antonio Uriel – Edit. Paragallo (Zaragoza 1999). “Folías” – con ilustraciones del autor e hijas – Edit. Tierra. Colección P. B. Shelley (Zaragoza 2002). “Las Aventuras de Cori Corito” – con ilustraciones de Lola Magaña – Edit. Punto Didot (Madrid 2024). “Diorama del Tardígrado” – con fotografías de Antonio Uriel – Edit. Endymion (Madrid 2025). Mediante este poemario de 69 cizallas, o visitaciones de diez versos libres a banda, propone dar entrada y salida a la vena poética que nos atañe, ensambla, libra como peonzas a los giros danzarines en regocijo con su elíptica realidad imaginaria. Mientras el hombre orquesta, de esmeril mirada de afilador y pánico flautín entretanto, nos sugiere e invita a que elijamos ya entre el figle o el bombardino. Es cuanto le queda. Poca sensatez. Menos de la acostumbrada. Nada en contra y la escotilla a favor. Que cada cual imposte su apuesta tal y como quiera.